domingo, febrero 06, 2011

Indignación

Ayer veía en la televisión cómo salían los políticos de turno tras el acuerdo al que han llegado para retrasar la edad de jubilación, ampliando además el número de años cotizados para poder cobrarla en su totalidad. Vaya tomadura de pelo... qué impotencia ver cómo esos señores nos endosan el problema. Un problema que ellos no sufrirán, puesto que todos sabemos que les es ajeno; que cuando salgan de sus cargos en el Congreso, disfrutarán de privilegios que al currito de a pie nos están vedados. Y esa clase política se perpetúa.
Esos señores se llenan los bolsillos con el dinero de todos los españoles, y deberían estar a nuestro servicio. Esos señores viven alejados de la calle y de sus problemas. Cuando saben de las penurias del españolito medio, ponen cara contrita y dicen cuánto lo sienten, pero no parece que trabajen para solucionarlo de una manera directa, práctica y eficaz. No digo que la solución esté a la vuelta de la esquina, esperando que alguien se tope con ella por accidente, pero la solución está ahí, lejos de la reducción de las pensiones y más cerca de los dispendios que cometen las distintas administraciones con el único fin de colgarse galones de cara a las elecciones más perentorias. Les debería dar verguenza. Y a nosotros nos debería dar verguenza permitirlo, pero no puedo sentir otra cosa que indignación e impotencia al verlos posar para la foto, ajenos a lo que supone realmente lo que ellos deciden en sus corrillos de amigotes. Cierto es que el sistema no se mantiene, que la población activa es cada vez menos y los jubilados cada vez más. Pero igualmente cierto es que la solución más adecuada no es la que ellos proponen.
Y mientras tanto, me puede la indignación.