martes, diciembre 05, 2006

Qué sonrisas más tristes

Muy buenas. Últimamente, con todos los escándalos diversos sobre corrupción inmobiliaria, dan ganas de salir a la calle a mentar a la madre de la masa política al completo. Y es que parece que no se salva nadie, que la excepción es el político honesto, el que trabaja para el bien público, el que se preocupa de que las cosas vayan a mejor. Así, cuando se destapa otro escándalo más, se nos dibuja una sonrisa, se arremolina un espíritu jaranero, porque damos por hecho que en donde quiera que un juez se ponga a investigar, sacará una trama de financiación o simple enriquecimiento de la clase política, desde el concejal de festejos hasta el primo del alcalde de cualquier municipio perdido en la piel de toro. Qué triste, señores. Y mientras tanto, el españolito que tiene una vida normal, batiéndose el cobre para llegar a fin de mes, hipotecándose hasta las cejas para acceder a una vivienda "digna", sufriendo los efectos de la llamada burbuja inmobiliaria, que parece que no vaya a estallar jamás de los jamases... Qué triste y qué desesperante. Hace falta una revolución, pero ya. ¿Hay alguien ahí dispuesto a encabezarla?

Un saludo o siete...

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